Hoy les quiero hablar de una flor que
tuve el gusto de conocer hace algunos años “Margarita” única en su género, una
chica sensacional, la cual ayer que la vi por última ocasión pero no por última vez me comentó que está
planeando irse con una amiga a un pueblito mágico a Puebla, amante de los
viajes y de pasarla bien, regresará de puebla para irse a Acapulco y por que no
echarse un traguito y disfrutar la buena compañía de sus amigas, después irá a
Puerto Vallarta a visitar a un grupo de amigos que por cierto conoció en un
viaje a China ¿Cuándo le pregunté si tomaba? Me dijo que amaba el tequila pero
que decidió dejarlo.
Leyó la trilogía de las 50 sombras de
grey y le parecieron entretenidas pero nada espectaculares. Sale todos los días
a caminar y disfruta libre de la vida
que Dios le dio. Misma vida que la hizo huérfana a los 5 años de padre
situación que la forzó a entrar a un internado el cual describe como elegante y
afrancesado y entre madres y otros desmadres creció feliz y con muchas
comodidades mientras que su madre a la que considera “Su persona favorita en el
mundo” era una viuda que iba de trabajo
en trabajo luchando por sacar a sus nueve hijos adelante.
Margarita que en
aquel entonces era Guillermina pero eso se los contaré más adelante, era muy
inocente pero curiosa como cualquier niña pequeña, resultado de esta curiosidad
la llevó a enterarse como venían los niños al mundo mientras hojeaba libros de
medicina de un cuñado Ginecólogo y de la menstruación ni hablar, en el colegio
las chicas no podían hablar con las que “ya se habían enfermado” para suerte de
ella, una buena amiga Lourdes Davidson antes de dejar el colegio la previno
acerca de ese hecho que se presentaría tarde o temprano en su vida como en la
de cualquier otra mujer. De sus hermanos no platica mucho ya que no convivió
mucho con ellos sin embrago nunca se sintió ni se ha sentido sola. Recuerda que su hermana Graciela por bendición o maldición
(sólo ella lo sabrá) tuvo 5 novios “Carlos” y como era de esperarse se casó con
uno de ellos.
Guillermina a la que llamaban Mema, era tranquila y disfrutaba de
la vida sencilla mientras que su hermana Marielena entre locura y coquetería disfrutaba
bajarle los novios a las chicas en las fiestas, cuenta incluso que un muchacho
le llevó serenata y terminó andando, pero no con el muchacho si no con el
mariachi principal. Por fin llegó el día en que cumplió dieciocho y se
convirtió en Margarita al cambiarse el nombre pero a esa misma edad ocurrió un
acontecimiento que la marcó aun más, casarse con un guapo subteniente de la
fuerza aérea militar que por cierto llegó a general, su hombre era tan puntual
que los hijos no se hicieron esperar y así llegaron Santiago, el hijo que todas
sus amigas envidian por su humanidad y bondad, Leticia y años más tarde
Lourdes, ambas motores que la enseñaron a vivir. Pero la realización de su vida
fue el día que llegó a este mundo su nieto Alex, Hoy Margarita es la mejor
bisabuela que les pudo haber tocado a mis hijos, pasan los años y su corazón
sigue creciendo pero ella se hace más joven con el paso del tiempo, teje
momentos inolvidables en las vidas de las personas que tenemos la fortuna de
conocerla, vive y goza la vida como lo hace una muchacha en plena juventud. Hoy
mi mujer maravilla es Abi Magos de tan solo 86 años, a la que le aplaudo de pie
por lo que es y por la maravillosa familia que formó, su ejemplo me hace
reflexionar si realmente la edad es una cuestión de tiempo o un estado mental,
si la edad te la dan los años o tu le pones la edad a ellos. Vive el presente
es lo único que tienes, el pasado ya se fue, el futuro no existe.